Capítulo 221
Capítulo 221
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Clara paraded con sus largas pestañas, y su piel nivea se cubrió de piel de gallina -¿Cómo sabes que uso una talla 30 de zapatos? NôvelDrama.Org owns all © content.
Adesanto mantuvo su semblante distante y elegante–Tus pies se ven muy pequeños, así que
supe que seria talla 36
Clara con sus pies enfundados en pantuflas, los encogió timidamente y lo despreció friamente: – Ang hombre es bueno
A sabe que no estaba siendo honesto. La razón por la que conocía la talla de zapatos de Clara era porque la dejo en Villa Mar y examino cuidadosamente todas sus pertenencias como si estuviera
Auonando tesores
Ast the como supo que le gustaba guardar snacks en casa, siendo el chocolate la mayoría de ellos. Tamb recordo haber olfateado el aroma de su perfume que solía usar, aunque pensó que el olor pero no le quedaba bien Ahora, se dio cuenta de su error, ya que el aroma cautivador, Neo de espinas y arrogancia, parecia haber sido creado especialmente para ella.
Ademas descubrió que usaba talla 36 de zapatos, y aquellos pares de zapatillas blancas seguian impecables en el estante, como si esperaran su regreso en cualquier momento.
Aquella vez, Clara le dijo con desilusión que nunca la habia entendido.
Por eso queria empezar a conocer a Clara de nuevo, usando esta forma.
Durante las dos horas de viaje, apenas intercambiaron palabras.
El Perran entro en Villa Mar y se detuvo frente a la puerta.
Alejandro desabrecho su cinturón de seguridad primero y luego su esbelto cuerpo se acercó a
Ella sabia que el no se mantendria tranquilo, asi que rapidamente levantó su brazo para evitar que se acercara y mostró una mirada fria de rechazo -No necesito tu ayuda puedo hacerlo sola.
Pero Alejandro ya habia aprovechado su distracción y sus largos brazos rodearon su vientre plano,
desabrochando su cinturón de seguridad
Sus ojos se abrieron de par en par, ¿cómo podia moverse tan rápido? ¡Ni siquiera se dio cuenta!
+15 BONOS
Anteriormente, su cuarto hermano le había dicho que cuando Alejandro estaba en la academia
militar, tardaba diez segundos en ensamblar una pistola, pero ahora sólo necesitó ocho segundos.
Su velocidad era asombrosa.
Sin duda, este experto debia ser bastante impresionante.
Alejandro y Clara entraron en la puerta de la familia Hernández con total naturalidad, y
rapidamente corrió la noticia entre los sirvientes.
Dios mio! ¿Lo vi bien? ¿Alejandro trajo de vuelta a la Señora?
Es realmente la Señora! ¿Cómo Alejandro pudo divorciarse de una mujer tan hermosa como ella?
-Deberiamos llamarla Irene, si Beatriz escucha que la llamamos Señora, estaremos en problemas
cuando ella se case con él.
-Tienes razón… Beatriz es tan mordaz, pero Irene es mucho más amable.
Los rumores llegaron a los oidos de Alejandro, sus ojos se entristecieron levemente mientras
miraba a Clara a su lado.
Pero ya no podía escuchar nada, y supuso que Clara también lo había oído, pero ella fingió no
haberlo hecho, con una expresión indiferente que lo hizo sentir aún peor.
-¿Dónde están mís cosas? ¿Dónde están?-preguntó Clara.
-Están en tu habitación, en su lugar original.
-¿Sabías que vendría hoy a buscarlo y aun así no lo preparaste con antelación? ¿Eres tan perezoso?
– murmuró Clara mientras fruncía el ceño.
-Esas son todas tus cosas preciosas, no me atreví a tocarlas sin permiso–observó Alejandro,
mirándola con sus profundos ojos negros.
Antes, cuando Clara era obediente con él, él no lo apreciaba. Ahora, cada palabra de ella era como
una rosa espinosa que lo pinchaba y lo hería.
A pesar de ello, él quería conocer más a Clara.
Clara no quería tener más contacto visual con él y apartó la mirada: -Entonces, ¿qué haremos
ahora? ¿Subo a buscarlo yo misma o mandas a alguien a empaquetarlo y traérmelo?
En ese momento, el teléfono sonó inoportunamente.
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Alejandro recordo que tenia una importante conferencia telefónica y se disculpó diciendo: – Heresito atender una llamada, volveré en un momento.
-Mabien–respondió Clara
Una vez que el hombre se fue apresuradamente, Clara suspiró aliviada y sus nervios tensos se
relataron
Todo el viaje había sido incómodo
Antes, quando era su esposa, hacia todo lo posible para crear oportunidades para estar a solas con
41, pero ese hombre insensible solo le dejaba una vista de su espalda.
Ahora, el personalmente había venido a Valencia para recibirla, le había preparado zapatos de
tacón alto, la habla ayudado a abrocharse el cinturón de seguridad. Estaba siendo tan atento y
considerado, como debería serlo un recién casado esposo