Chapter 61
Capítulo 61
Desde la perspectiva de su pulso, no parecía ser un problema grave.
“Por ahora su situación está bien, pero cuando despierte, no hay que estresarle más y, a partir de hoy, no puede estar solo. Este intento de suicidio es solo el principio, puede intentar más cosas.”
Aspen frunció el ceño, sintiéndose preocupado.
Carol pareció recordar algo y sacó un pequeño frasco de su bolso.
“Si tiene otra crisis y el sedante no funciona, dale una de estas pastillas. Con una basta para estabilizarlo temporalmente.”
Nathan se apresuró a tomarlo y lo revisó, eran pastillas hechas de hierbas medicinales.
“¿Esto es…?”
Carol no se atrevió a decir que las había preparado ella misma y se excusó,
“Son de un curandero experimentado, son muy efectivas. Yo misma las he probado. Si no confían en mí, pueden consultarlo con un médico.”
Nathan rápidamente le expresó su agradecimiento. Contentt bel0ngs to N0ve/lDrâ/ma.O(r)g!
“No hay de qué. Después de irme, probablemente no cambiaré mi número. Si el chicol tiene algún problema, llámenme y si puedo ayudar, lo haré.”
Carol pensaba en la deuda de cincuenta millones que tenía con él. Aunque le pesaba aceptarlo, era su deuda al fin y al cabo. No tenía dinero para saldarla, pero por lo menos. ayudar a su hijo le daría algo de paz.
Nathan la miró sorprendido, “¿Te vas?”
Aspen también estaba inquieto y le echó un vistazo.
Carol le explicó, “Vine a Puerto Rafe por asuntos y terminaré esta tarde. Después me iré.”
Pensaba que definitivamente podría anular ese matrimonio desastroso por la tarde.
“¿A dónde irán?“, le preguntó Nathan.
Carol miró a Aspen instintivamente; no quería hablar de su destino frente a él.
*Solo diré que aún no lo hemos decidido. Primero quiero llevar a los niños a pasear, luego
veremos.”
Nathan insistió, “¿Así que aún no tienen un hogar fijo?”
“Correcto, hemos estádo viviendo en el campo, pero planeo que los niños estudien en la ciudad. Aún no hemos elegido en cuál…”
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Antes de que Nathan pudiera continuar, Aspen lo Interrumpló, “¿De verdad te vas?”
1. SI.
�
Ja.
¿Ah? ¿Qué significa esa expresión?”
“Debes ser coherente con tus palabras. Si dices que te vas, vete. No hables por hablar.”
Carol frunció el ceño, “¿Quién está hablando por hablar? ¡De verdad me iré! ¿Qué gracia tendría mentirte? ¿Y por qué te mentiría?”
“Mejor no des la nota para que no te menosprecie. Si vuelves a aparecer delante de mí, me burlaré de ti hasta el cansancio.”
“¡Qué problema tienes! Tranquilo, si vuelvo a aparecer delante de ti, ¡me puedes llamar perro!”
“Vete.”
“Tú…”
Nathan intervino para calmar las cosas, “Señorita Carol, no le hagas caso, está de mal humor hoy.”
“¿Así que si está de mal humor puede desquitarse con cualquiera? ¿Quién le consiente esos malos modos?”
Aspen le lanzó una mirada helada y Carol se encogió de hombros, sin replicarle.
Se giró hacia Nathan, “Ya es tarde y tengo prisa. Me voy, doctor Nathan, adiós.”
Carol se marchó del hospital con el ceño fruncido.
Pero al salir, no pudo evitar mirar a través de la ventana a Miro por última vez.
Iba a partir y, sin saber por qué, se sentía extrañamente triste, como si no quisiera dejar al
chico.
Sin embargo, en el siguiente instante, la voz de alguien desde la habitación resonó, “Si te vas, hazlo ya. Nadie te detendrá.”
Carol pensó, “No necesito que me detengas, ni quiero que lo hagas, ¡hombre despreciable!”
¡Ojalá no nos volvamos a ver en la vida!
Nathan salió de la habitación y, al no ver a Carol, solo pudo regresar,
“¿Qué te pasa, Aspen? ¿No quieres que ella ayude a Miro?”
Aspen permaneció callado y con el rostro sombrío.
ANG
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Ella se va y tu ni siquiera intentas retenerla, además la provocas. ¡Ay! De verdad creo que ella es adecuada para acompañar a Miro. Ahora que se ha ido, será dificil encontrar a una chica tan adecuada.”
Era experta en psicologia, amable, cariñosa, paciente y conocía algo de medicina. No seria fácil encontrar a alguien con todas esas cualidades juntas.