Chapter 9
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Aspen miró a Carol con una sombra de extrañeza en el rabillo del ojo.
No era porque ella fuera excesivamente hermosa, sino que esta mujer le daba una sensación de familiaridad que no podía explicar…
Como si la hubiese visto en alguna parte.
Pero por más que la observaba con detenimiento, no lograba recordar dónde.
Con el rostro impasible, Aspen se dirigió a la mesa de la reunión y se sentó.
Al ver que Carol lo miraba fijamente, como si fuera su enemigo, frunció el ceño.
El hijo de ella había arruinado su carro y no solo no pedía disculpas, sino que se atrevía a mirarlo de esa manera.
EZ
¡No era de gran estatura, pero su coraje era grande, justo como su hijo!
“¿Por qué incitaste a tu hijo a destruir mi carro?”
Aspen la acusó en cuanto abrió la boca.
Carol apretaba los puños y lo miraba fijamente, temblando de la emoción.
Al oirlo, frunció el ceño, ¿él no la reconocia?
¿No había visto bien su cara aquella noche, o estaba fingiendo?
Sin estar segura si el hombre frente a ella era aquel tipo salvaje, Carol no se atrevió a actuar precipitadamente.
Intentaba controlar sus emociones y le preguntó con cautela, “¿No me reconoces?”
“No.”
“¿No me conoces?”
“¿Crees que debería conocerte?”
Carol se quedó sin palabras…
¿Qué estaba pasando? Él realmente se parecía mucho a Laín y a Ledo, si no era idéntico, al menos se parecía en un ochenta por ciento.
Pero él decía que no la conocía, y no parecía estar mintiendo.
Además, su voz también era diferente a la de aquel hombre salvaje.
Carol observó a Aspen por un momento más, pero no pudo determinar quién era, después de todo, en él mundo hay muchas personas con rostros parecidos.
Ella se calmó y, con el ceño fruncido, decidió abordar el problema actual,
Si no me conoces, ¿por qué me trajeron aquí? ¡Lo que están haciendo es ilegal!”
Aspen puso cara de pocos amigos, y Abel le recordó,
“Nuestro jefe ya lo dijo. porque tu hijo arruinó el carro de nuestro jefe.”
*¿Qué?” Carol no lo creia, “¿Están seguros de que no se han equivocado? Somos de fuera, acabamos de llegar hoy a Puerto Rafe, ¿cómo podría mi hijo tener el tiempo para destruir su carro? Nosotros…
*¡Muéstrale la grabación!” Aspen, impaciente, interrumpió sus palabras.
Seguido de eso, en la gran pantalla de la sala de reuniones comenzaron a mostrar lo que había sucedido en la estación de tren.
Aunque en las imágenes Ledo llevaba una mascarilla, Carol lo reconoció al instante.
No estaba clara la forma en que las cuatro ruedas habían sido dañadas, pero esos arañazos en el carro definitivamente fueron hechos por su hijo, Ledo.
“Esto… lo siento, no tenía idea de esto. El niño con la máscara en el video es
definitivamente mi hijo, pero él es muy obediente, nunca haría algo asi sin razón, tiene que haber una explicación.”
Aspen la observaba detenidamente, viendo que ella no parecía estar mintiendo, se quedó en silencio por un momento y luego le preguntó,
“¿Sabías que tu hijo también juega con explosivos?”
“¿Explosivos? Imposible, él es muy pequeño para jugar con algo tan peligroso.”
“Pero las ruedas fueron destruidas por él con explosivos de precisión.”
Carol abrió los ojos de par en par y luego frunció el ceño, apresurándose a explicarle,
*¡Ya entiendo! Usted está confundido, eso no eran explosivos, eran fuegos artificiales pequeños. A mi hijo le gusta hacer fuegos artificiales con su bisabuelo, y cuando vinimos a Puerto Rafe, su bisabuelo
le dio algunos.
Lo siento, no tenía idea de que fueran tan potentes, de haberlo sabido, jamás le habría permitido traerlos.”
Carol hablaba sinceramente, sin rastro alguno de mentira en su rostro.
Aspen la miró fijamente por un momento y le creyó.
Los fuegos artificiales y los explosivos funcionan con el mismo principio, los fuegos: artificiales pueden ser peligrosos, y en el campo, muchos de los artesanos mayores tienen técnicas muy avanzadas.