Capítulo 357
Capitulo 357 Masajearé tu cuerpo
y rapidamente organiz6 que alguien fuera a la villa de al lado.
Asu regreso, le pregunto a Neera: “Sra. Garcia, gquieres quedarte aqui o descansar en la sala de misiones y luego regresar en medio de la noche?
Neera lo contemplé por un momento antes de responder: “Me quedaré aqui y vigilaré, si se despierta, atiendalo de inmediato”.
: “En ese caso, te traeré una manta”. , debe ser problematico para ti dormir enContent rights by NôvelDr//ama.Org.
Lan aprobo su decision y rapidamente se ofreci el sofa “. Neera asintio y reconoci Dicho esto, volvié su mirada hacia Jean.
El hombre estaba en un suefio profundo, su tez todavia un poco palida.
“Gracias, no hay problema”.
Sin embargo, incluso en este estado, sus rasgos excepcionales y hermosos seguian siendo innegables. Sentada junto a la cama, Neera no pudo evitar maravillarse ante su llamativo rostro. Todos somos personas, ¢,cémo podria ser tan guapo y capaz?
Quizas el Unico defecto que tenia se debia a su enfermedad.
Ella suspir6, sus pensamientos se alejaron y, poco a poco, el cansancio la vencid
. Finalmente, se acomod6 en el suelo junto a la cama y se quedo dormida...
Jean se desperté al amanecer,
el dolor surgid. a través de él como si una multitud de hormigas estuvieran royendo implacablemente los nervios de su cerebro. Al principio lo soport6, esperando que el dolor desapareciera.
Sin embargo, con el tiempo, el dolor se intensificd y su frecuencia aumento.
Apretando los dientes, perseverd, pero la agonia se volvid cada vez mas intolerable, los ataques se aceleraron.
Apretando los dientes con determinacion, se levantd para buscar analgésicos.
Tenia miedo de volverse loco si esto continuaba.
El suefio de Neera era ligero y Ella se desperté por el movimiento cercano.
Se froté los ojos, se acercé a la cama de Jean y lo examino.
Ella vio sus cejas fruncidas y podria haber tenido otro ataque.
“4Qué estas haciendo?” pregunt6 suavemente, su voz era un murmullo tranquilizador.
Jean respiré hondo, soportando el dolor punzante en su frente, y respondié en un susurro: “....
Necesito medicamentos”.
Una leve diversi6n tifid el tono de Neera: “Estoy aqui, no es que no puedas verme. Si no me llamas, gcdmo vas a encontrar el medicamento?
Con eso, se puso de pie y continuo: “Ademas, considerando su condicién actual, seria mejor evitar los medicamentos. Simplemente recuéstate. Te ayudare.”
Jean estaba en tanta agonia que no tenia muchas fuerzas, asi que dejé que ella lo ayudara a acostarse.
Rapidamente, Neera recuper6 una aguja plateada que preparé cerca. Seleccionando una duracién adecuada, explicd con indiferencia: “Vi que te dolia el tratamiento esta noche y esperaba que sucediera algo en medio de la noche. Asi que me quedé aqui para cuidarte, por favor ten paciencia”.
Ella insert6 habilmente agujas en varios puntos de acupuntura prominentes en todo su cuerpo.
“4Otra... sesion de puncién seca?” Jean pregunté débilmente, sintiendo la ternura que rodeaba los puntos pinchados.
Neera hizo una pausa y respondié: “No, sdlo estoy pinchando algunos puntos y masajearé los otros puntos de acupuntura mas tarde. Esto es para evitar que dependa demasiado del tratamiento con puncién seca. Ademas, ha estado tomando medicamentos con frecuencia. Por lo tanto, lo mas seguro es proceder paso a paso”.
Jean entendio sus intenciones y asintid levemente. “Entonces te lo dejo a ti”.
Neera respondio en silencio, frotandose suavemente las manos antes de proceder a masajear los puntos de acupuntura del cuerpo de Jean.
Su técnica era a la vez precisa y experta, testimonio de afios de estudio dedicado.
Inicialmente consumido por el dolor, Jean apenas registro nada mas alla de las sensaciones que recorrian su cuerpo.
Sin embargo, a medida que paso el tiempo y el dolor disminuy6 gradualmente, una creciente conciencia se agitd dentro de él... jLas
delicadas y expertas manos de Neera parecieron atravesar todo su cuerpo!
Al darse cuenta de esto, su mirada se hizo mas profunda, pareciéndose a un estanque sin fondo.
Soporté la situacion por un tiempo, pero cuando el toque de Neera finalmente descendio sobre un punto de acupuntura en la parte inferior de su abdomen, no pudo contenerse mas. Agarrando su mufieca, su voz ronca dijo: “;Ya es suficiente, ya no siento dolor!”